Las mezclas pueden ser de dos tipos: heterogéneas y homogéneas.
Las mezclas heterogéneas
Son aquellas en las que los componentes pueden distinguirse porque son visibles (a simple vista o con un microscopio).

Las mezclas homogéneas
Son aquellas en las que no es posible distinguir los componentes, pues no son visibles. También se llaman disoluciones. Las más frecuentes son:
Las disoluciones acuosas. Son mezclas en las que el componente mayoritario es el agua líquida, que contiene cantidades variables de otros componentes, como sales, otros líquidos, gases… Por ejemplo, el agua salada (agua con sales), las mezclas de agua y alcohol, la gaseosa (agua con dióxido de carbono)…
Las mezclas de gases como el aire, que contiene nitrógeno, oxígeno, argón, dióxido de carbono, vapor de agua…
Las aleaciones. Son mezclas que se componen de dos o más metales. El resultado tiene propiedades diferentes de las de sus componentes. Se hacen fundiendo los metales y mezclándolos en estado líquido. Una aleación muy conocida es el bronce, que se compone de cobre y estaño.
