El primer fusil de asalto de la historia, abuelo de todos ellos, fue el Sturmgewehr 44 (StG44) diseñado por Alemania durante la Segunda Guerra Mundial
El fusil de asalto moderno es un compromiso entre volumen de fuego y potencia de disparo que, para funcionar adecuadamente, depende de un complejo sistema tecnológico de arma y munición. El primer fusil de asalto de la historia, abuelo de todos ellos y antecesor directo de modelos como el ya descartado CETME español, fue el Sturmgewehr 44 (StG44) diseñado por Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. El objetivo era combinar el volumen de fuego de los subfusiles o metralletas con el alcance y la precisión de los fusiles obteniendo un arma de mayor potencia que un subfusil pero capaz de disparar en automático.

Para ello, hubo que diseñar munición de calibre similar a la del fusil pero con menor carga y con características especiales. El resultado es un tipo de arma útil a distancias cortas y medias (hasta los 200-300 metros), que son las más habituales en condiciones de combate, y originó toda una nueva clase de armamento muy desarrollada en todos los países con familias como el AK-47, el M-16 o el FAL.

Los Maschinenpistole 43, Maschinenpistole 44 y Sturmgewehr 44 (MP 43, MP 44 y StG 44, respectivamente) fueron los nombres de un fusil de asalto ligero desarrollado por Alemania durante la Segunda Guerra Mundial como parte del programa Maschinenkarabiner (carabina ametralladora), y evolucionando de la Mkb 42(H). Esta variedad de nombres del sucesor del Mkb 42(H) fue el resultado de complicaciones en la burocracia del Tercer Reich.

Los MP43, MP44 y Stg-44 fueron los nombres de armas casi idénticas con sólo diferencias de producción y fechas. El Stg-44 se llamó Sturmgewehr (literalmente fusil de asalto) y combinaba las características de los subfusiles y los fusiles automáticos. La traducción fusil de asalto ha llegado a ser muy popular para describir este tipo de armas.

Utilizaba el cartucho 7,92 x 33 Kurz, una versión más corta que el 7,92 x 57 estándar de los fusiles que, en combinación con su diseño, permitía que se empleara como subfusil en lugares cerrados, pero con mayor exactitud y alcance que los subfusiles a distancias largas. Sin embargo, tenía menor alcance y potencia que los fusiles de la época.

Cuando se introdujo el Stg-44, la mayoría del Heer estaba armado con subfusiles o fusiles de cerrojo, como el Karabiner 98k. Sólo un limitado número de soldados iban equipados con fusiles semiautomáticos. La doctrina alemana no incluía una ametralladora ligera. Las ametralladoras MG34 y MG42 fueron utilizadas para este papel, pero eran demasiado pesadas y solían usarse en puestos fijos.

En las primeras fases de la guerra, las ametralladoras medias del Heer demostraron que eran demasiado grandes para poder ser utilizadas en movimiento, lo que significaba que las tropas debían usar el fusil durante las marchas. En caso de defensa, las armas eran fijadas y no tenían estos problemas.

Como el ejército dependía de su combate rápido (estrategia de la Blitzkrieg o guerra relámpago), a menudo se encontraba en inferioridad de armamento. Estos problemas aumentaban en zonas cerradas, como ciudades y pueblos, donde las armas no podían apuntar a los blancos que se ocultaban tras un edificio.

Por esta razón, las tropas comenzaron a incrementar el uso de subfusiles, creando pelotones conocidos como pelotones de asalto que podían mantener una alta cadencia de tiro en movimiento. Sin embargo, los subfusiles utilizaban munición de pistola para distancias cortas, y las tropas de asalto sólo eran útiles en terreno urbano. Una vez en terreno abierto, debían volver a recurrir a sus fusiles.

Este problema se presentó de nuevo durante la invasión de la Unión Soviética. El Ejército Rojo disponía de armas semiautomáticas, como los fusiles Tokarev SVT-38 y SVT-40, en tanto que el ejército alemán había intentado introducir armas semiautomáticas como el Gewehr 41, pero con fallos técnicos y entregas pequeñas mientras los problemas eran resueltos.

Se habían realizado varias tentativas de crear ametralladoras muy ligeras, pero el retroceso de la munición común alemana 7,92 x 57 dificultaba su control. La solución fue crear una munición de potencia intermedia, entre el cartucho del fusil y el de la pistola. Tras varios intentos desde los años 30, en 1941 se resolvió el problema con la munición 7,92 x 33 Kurzpatrone (cartucho corto), originalmente 7 x 33, pero para reducir problemas logísticos se utilizó como base el 7,92 mm Mauser.4