Los vencejos suponen la adaptación extrema de las aves a la vida aérea.
Todo su ciclo vital se puede desarrollar en vuelo, excepto la nidificación. El vencejo común es la única especie europea que habita zonas relativamente frías. Los pollos han desarrollado la capacidad de entrar en un estado de
torpor, similar a una hibernación, que les permite superar fenómenos meteorológicos adversos sin la necesidad de comer. En origen rupícola, actualmente cría casi de forma exclusiva en zonas urbanas, incluso en metrópolis enormes y contaminadas.
El vencejo común es una especie de ave apodiforme de la familia Apodidae propia de Eurasia y África.
Descripción
El vencejo común es un ave especialmente adaptada para el vuelo, con alas falciformes, cola corta de horquilla poco profunda, boca muy ancha y grande rematada con un pico pequeño, patas muy cortas sin pulgar oponible y garras pequeñas pero de presa extraordinariamente fuerte que le permiten agarrarse a superficies verticales. Su plumaje es negruzco con una pequeña mancha blanquecina o gris clara en la garganta, solo visible a corta distancia. El vencejo común tiene una longitud corporal de 16–17 cm, mientras que su envergadura alar es de 42–48 cm, lo que en vuelo proporciona a sus alas su característica silueta de amplia media luna.
Alimentación
El vencejo común se alimenta de minúsculos insectos voladores que atrapa con su amplio pico que mantiene constantemente abierto al volar. También recoge al vuelo los materiales con los que construye el nido.
Reproducción
En cuanto a su reproducción, son de hábito monogámico y presentan un solo periodo de reproducción al año, en las áreas de migración estival. Durante el periodo de nidificación, cada pareja de reproductores hace una sola puesta de 2 a 3 huevos que oscilan entre los 3,2 y 4,2 gramos. El tiempo de incubación es de 19 a 21 días. Las crías abandonan el nido hacia los 35 a 59 días de la eclosión. Los juveniles abandonan el nido volando y de manera definitiva. La madurez reproductiva se alcanza a los dos años de edad.
El desarrollo de los jóvenes nidícolas es diferencial. Los órganos internos (hígado, riñones e intestinos) son los primeros en alcanzar sus pesos definitivos. El sistema esquelético y muscular le siguen en el proceso, y el plumaje de vuelo (remeras y rectrices) es lo que más tarda y marca el final del periodo nidícola. Bajo buenas condiciones alimentarias y de desarrollo, los jóvenes vencejos abandonan el nido con un ligero sobrepeso de 6-7 gramos con respecto a los adultos. Esta reserva les permite afrontar las primeras dificultades de la vida aérea, puesto que el abandono del nido es definitivo.
Es interesante constatar también que el desarrollo de los juveniles en el nido está relacionado en gran medida con la temperatura ambiente. La entrada de frentes fríos o de mal tiempo en las áreas de nidificación disminuye considerablemente la presencia de insectos voladores. Esto conlleva a un alejamiento temporal de los vencejos hacia zonas de mayor oferta o específicamente a los bordes de la zona de baja presión. Este movimiento evasivo se da sobre todo en los individuos de un año, ya que todavía no han nidificado y, por tanto, no están ligados a un emplazamiento fijo; pero incluye también individuos en nidación. Estos movimientos pueden ser de cientos de kilómetros. Los juveniles nidícolas en condiciones normales pueden sobrevivir a la ausencia parental durante cuatro días o más, entrando en un letargo que reduce el ritmo cardíaco de 90 a 20 latidos por minuto y la temperatura corporal de 36-39 °C a cerca de 20 °C.
Aquí os ponemos algunas imágenes de vencejos.
